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viernes, 14 de diciembre de 2012

Andréi Tarkovsky; "El artista existe porque el mundo no es perfecto".





“El primer plano de su primera película mostraba a un niño de pie junto a un árbol joven. En el último plano de su última película, a un niño tumbado a los pies de un árbol muerto. Uno podía considerar que se cierra el círculo, que es una señal de adiós. Pero cuando rodó ese plano, Andréi no sabía que estaba enfermo. 
Otro enigma más que cada uno descifrará a su manera. Algunos predican sermones, los Grandes lo dejan en manos de nuestra libertad. Cada uno decidirá por sí mismo si el Océano de Solaris existe, si la Zona de Stalker existe, si el Alexander de Sacrificio realizó un milagro o no. 
Cada uno encontrará su llave para entrar en la casa de Tarkovski, el único cineasta cuya obra se haya entre dos niños y dos árboles”.
Chris Marker ("Un día en la vida de Andréi Arsenevich", 1986).


martes, 8 de febrero de 2011


Andrei Tarkovsky

Nacido en la localidad de Zavrazhe, Ivánono, Unión Soviética (ahora Rusia). Su padre fue el reconocido poeta Arseni Tarkovski. En su juventud, estudió música, pintura y escultura, aprendió lenguas orientales en Moscú antes de interesarse por el cine; también trabajó como geólogo por un tiempo en Siberia. Se inscribió en la aclamada Escuela de Cine VGIK (Instituto Estatal de Cinematografía de todas las Rusias), bajo la enseñanza de Mijaíl Romm; realizó cortometrajes y conoció a quienes serían sus mejores amigos y compañeros de clase, Sergéi Parajanov y Mijaíl Vartanov; al tiempo que estudiaba cine también estudiaba violín, al punto que el film con el cual obtuvo la graduación es: El violín y la apisonadora.

Tarkovski pronto fue el centro de atención de todo el mundo con su primer largometraje, La infancia de Iván (1962), que obtuvo el León de Oro del Festival de Cine de Venecia, Italia (ex-aequo con Cronaca familiare de Valerio Zurlini). Sin embargo, Tarkovski cayó bajo la estricta vigilancia de las autoridades rusas, que temían que sus siguientes filmes no comulgasen con los ideales del Partido Comunista de la Unión Soviética (no mostrar imágenes religiosas, p. ej.) y mostrasen el otro rostro de la Unión Soviética, de este modo se le recortó el presupuesto para filmar El idiota de Fiódor Dostoyevski y se le negó enteramente el rodaje de una película dedicada al Evangelio de Lucas. Eran los años de la Guerra Fría y cualquier denuncia —ya fuera de manera directa o velada— hacia el régimen en cualquiera de las facetas artísticas era pronto reprimida. Como resultado de esa vigilancia, el siguiente film de Tarkovski, Andréi Rubliev (1966), fue prohibido hasta 1971. Andréi Rubliev fue exhibida a las cuatro de la mañana del último día en el Festival de Cine de Cannes, Francia, por orden expresa de las autoridades rusas con el fin de evitar cualquier posible nominación a los premios (de hecho, no ganó ninguno) y fue distribuida parcialmente para salvaguardar las apariencias.

A pesar de que no tenía control sobre el destino final de sus filmes, Andréi Tarkovski siguió filmando. Su siguiente filme, Solaris (1972), fue pronto aclamada en el Este y considerada por muchos como la respuesta soviética a la película 2001: Una odisea del espacio, del director estadounidense Stanley Kubrick, aunque Tarkovski siempre afirmó que no la había visto. De acuerdo a su libro póstumo Esculpir el tiempo y a su propio testimonio dentro del documental Tempo di viaggio, Andréi Tarkovski consideraba Solaris como su película menos lograda porque no había conseguido escapar de las reglas del género de ficción científica.

Sin embargo, trabajar en la Unión Soviética significaba trabajar siempre con las limitaciones, tanto creativas como cinematográficas, impuestas por las autoridades rusas. Sobrepasar tales limitaciones significaba tener problemas graves para cualquier cineasta ruso. En 1975, Tarkovski tuvo un problema con las autoridades, que por poco le costó la cárcel, a raíz de su película Zerkalo (El espejo), una densa y autobiográfica película con una radical e innovadora estructura narrativa.

Su siguiente película, también de ficción científica, Stalker (1979), tuvo que ser filmada de nuevo, con una dramática reducción económica en la producción, después de que un accidente en el laboratorio destruyese totalmente la primera versión filmada. Nostalgia (1983), filmada en Italia, fue su última película realizada bajo la estricta vigilancia de la Unión Soviética, ya que poco después de su filmación Tarkovski huyó con su esposa a Suecia, cansado de las maniobras represivas de las autoridades hacia su obra cinematográfica.

Su última película, Sacrificio (1986), fue filmada en Suecia con la ayuda de los colaboradores habituales del cineasta sueco Ingmar Bergman, ganó cuatro premios en el Festival de Cine de Cannes, un hecho sin precedentes en la historia del cine ruso. Sin embargo, en esos meses Andréi Tarkovski estaba sufriendo los estragos del cáncer y le fue imposible asistir a recoger el Premio Especial del Jurado que obtuvo esta película, y fue su hijo Andriushka quien lo recogió ante un aplauso general que se prolongó durante varios minutos.

Andréi Tarkovski, a la edad de 54 años, completamente alejado de su tierra natal y meses después de la filmación de Sacrificio, murió de cáncer pulmonar el 29 de diciembre de 1986, en París. Andréi Tarkovski fue enterrado en un cementerio para inmigrantes rusos en Francia en el pueblo de Sainte-Geneviève-des-Bois, en Isla de Francia.



Michal Leszczylowski

Michal Leszczylowski es profesor de Edición en el Instituto Universitario de Cine, Radio, Televisión y Teatro de Oslo, en Suecia. Ha trabajado como editor en más de veinte largometrajes.

Fue invitado por Anna-Lena Wibom, directora de producción de Sacrificio, a colaborar con Tarkovski como editor y ayudante de dirección en la película que Tarkovski dirigiría en Suecia. Su conocimiento del idioma ruso (Michal nació en Polonia), pero sobre todo una especial afinidad con Tarkovski hicieron que esta colaboración profesional se transformara pronto en amistad.

Anna-Lena Wibom había contratado también a una compañía de cine documental para que filmaran el rodaje de Sacrificio. Concluido éste, la compañía hizo un making off, que no gustó demasiado. Leszczylowski se ofreció entonces a hacer él mismo una nueva versión, contando con que Tarkovski se interesaría en la idea y podrían trabajar juntos. Y así fue: Andréi y él empezaron a elaborar una nueva composición del documental, a partir del abundante material filmado durante el rodaje.

Poco tiempo después, sin embargo, a Tarkovski le diagnosticaron el cáncer del que iba a morir al cabo de pocos meses. Comenzaron los tratamientos, la debilidad, los traslados a clínicas y a lugares donde Tarkovski pudiera recuperarse de los agresivos tratamientos con que trataban de frenar su enfermedad, ya muy avanzada. El montaje de la película documental hubo de ser pospuesto indefinidamente.

De hecho, Leszczylowski tuvo que retomarlo en solitario, meses después del fallecimiento de Andréi, con la conciencia del compromiso moral que le unía a la realización de ese proyecto. Resultado de su trabajo es el filme Directed by Tarkovski (SFI, 1988; 102 min., color), del que Leszczylowski es guionista y director, y que se ha transformado en un documento esencial para comprender la última película de Tarkovski, es decir, su madurez artística.


Posdata:

Dedicamos este fin de ciclo al genial realizador ruso tratando de comprender, lo mejor posible, lo que implica la técnica cinematográfica dentro del panorama creativo contemporaneo. Accediendo, por medio de una filmación sin pretensiones artísticas, al proceso creativo de uno de los grandes y por ende al metodo de composición en general que se lleva a cabo dentro de la maquinaria de producción cinematográfica. Se trata de desmenuzar aquello que se queda oculto tras el espacio fílmico, aquello que no existe mas que en la dimensión de la realidad, aquello que no se repite, aquello que solo dispone de una toma, aquello que es más humano, si cabe, que la poética cinematográfica.

El documental de Leszczylowski, se acerca discretamente a la figura de Tarkovsky para mostrarnos, sino humanizarnos, las características propias del medio, toma de decisiones y reflexiones acerca del encuadre, el atrezzo o el propio sentido espiritual de la pelicula, mejorando la accesividad entre el creador y el espectador. En esta ocasión la mesa no esta puesta, sino que como espectadores, nos toca entrar en la cocina y ayudar a preparar la cena.

Desde Lumiére & Lumiére queremos agradecer la buena acogida de este ciclo (Metacine) con el deseo de seguir caminando, siempre de vuestra mano, por el sendero trazado por tantos cineastas y crecer altos y fuertes bajo la atenta mirada de todos aquellos dispuestos a acompañarnos. Para eso estamos. Mila esker.

David Rodríguez

domingo, 19 de diciembre de 2010

Sacrificio (1986)

TÍTULO ORIGINAL     Offret
AÑO     1986   
DURACIÓN     145 min.
PAÍS     Suecia
DIRECTOR     Andrei Tarkovsky
GUIÓN     Andrei Tarkovsky
MÚSICA     J.S. Bach
FOTOGRAFÍA     Sven Nykvist
REPARTO     Erland Josephson, Susan Fleetwood, Valerie Mairesse, Allan Edwall, Gudrun Gildottir, Sven Wolter
PRODUCTORA     Argos / Svenska Filminstitutet
PREMIOS     1986: 3 Premios en Cannes: Gran Premio del Jurado, Premio del Jurado Ecuménico, FIPRESCI
1988: BAFTA: Mejor película de habla no inglesa
1986: Seminci: Espiga de Oro: Mejor película
GÉNERO     Drama
SINOPSIS     Mientras la familia se reúne para celebrar su cumpleaños, el periodista Alexander está afligido por la pérdida de espiritualidad que asola al mundo contemporáneo. Sus temores demuestran estar fundados cuando, durante la fiesta, llega la noticia de un inminente conflicto nuclear: la Tercera Guerra Mundial. El final, definitivo e irreversible, está cerca. Quienes rodean a Alexander en ese momento son su angustiada esposa, sus dos hijos, un amigo médico y un peculiar cartero, que acaba convenciéndole de que una de sus criadas es una bruja que tiene el poder de salvar al mundo mediante un último sacrificio.

Nostalgia (1983)

TÍTULO ORIGINAL     Nostalghia
AÑO     1983    
DURACIÓN     125 min.    
PAÍS     Italia     
DIRECTOR     Andrei Tarkovsky
GUIÓN     Andrei Tarkovsky, Tonino Guerra
MÚSICA     Varios
FOTOGRAFÍA     Giussepe Lanci
REPARTO     Oleg Yankovski, Erland Josephson, Domiziana Giordano, Patrizia Terreno, Laura De Marchi, Delia Boccardo
PRODUCTORA     Coproducción Italia-URSS; Opera Film Produzione / Rai Due
PREMIOS     1983: Cannes: Mejor director, Premio del Jurado Ecuménico, Premio FIPRESCI
GÉNERO     Drama
SINOPSIS     Andrei Gorèakov es un poeta ruso que se encuentra recorriendo Italia, investigando las vivencias de un compositor del siglo XVI. Con él viaja Eugenia. Ambos se toparán en su camino con el apocalíptico Domenico.

Stalker (1979)

TÍTULO ORIGINAL     Stalker
AÑO     1979    
DURACIÓN     161 min.
PAÍS     Unión Soviética (URSS)
DIRECTOR     Andrei Tarkovsky
GUIÓN     Arcadi Strougatski (Arkady Strugatsky) & Boris Strougatski (Boris Strugatsky)
MÚSICA     Eduard Nikolay Artemiev (AKA Edward Artemyev)
FOTOGRAFÍA     Alexandre Kniajinski (Aleksandr Knyazhinsky)
REPARTO     Alexandre Kaidanovski, Anatoly Solonitsyn, Nikolai Grinko, Natacha Abramova, Alisa Freindlikh
PRODUCTORA     Mosfilm Studios
PREMIOS     1979: Cannes: Premio del Jurado Ecuménico
GÉNERO     Drama. Ciencia ficción. Intriga. Aventuras
SINOPSIS     En Rusia existe un lugar conocido como la Zona, donde un meteoro se estrelló años atrás. A pesar de que el acceso a la Zona está prohibido, los Stalker se dedican a guiar a quienes se atreven a aventurarse en este inquietante paraje.

El espejo

TÍTULO ORIGINAL     Zerkalo
AÑO     1975   
DURACIÓN     106 min.
PAÍS     Unión Soviética (URSS)    
DIRECTOR     Andrei Tarkovsky
GUIÓN     Andrei Tarkovsky & Alesandr Misharin
MÚSICA     Eduard Nikolay Artemiev (AKA Edward Artemyev)
FOTOGRAFÍA     Georgi Rerberg
REPARTO     Margarita Terekhova, Philip Yankovsky, Ignat Daniltsev, Oleg Yankovsky, Nikolai Grinko, Alla Demidova, Innokenti Smoktunovsky, Anatoly Solonitsyn
PRODUCTORA     Mosfilm Studios
GÉNERO
    Drama
SINOPSIS     Un hombre habla con su esposa sobre su situación actual y los motivos por los que se han distanciado. Un pasado que es el suyo, pero también el de un país y el del acontecer mundial.

Solaris

TÍTULO ORIGINAL     Solyaris (Solaris)
AÑO     1972   
DURACIÓN     165 min.
PAÍS     Unión Soviética (URSS)
DIRECTOR     Andrei Tarkovsky
GUIÓN     Friedrich Gorenstein & Andrei Tarkovsky (Novela: Stanislaw Lem)
MÚSICA     Eduard Nikolay Artemiev (AKA Edward Artemyev)
FOTOGRAFÍA     Vadim Yusov (AKA Vadim Iusov)
REPARTO     Donatas Banionis, Natalya Bondarchuk, Yuri Jarvet, Vladislav Dvorzhetsky, Anatoly Solonitsyn
PRODUCTORA     Mosfilm Studios
PREMIOS     1972: Festival de Cannes: Gran Premio del Jurado, Premio FIPRESCI
GÉNERO     Ciencia ficción. Intriga. Drama psicológico. Aventura espacial
SINOPSIS     Adaptación del clásico de ciencia-ficción del escritor polaco Stanislaw Lem. Un científico es enviado a la estación espacial de un remoto planeta cubierto de agua para desvelar la misteriosa muerte de un doctor ocurrida en la estación.



Nuestras Críticas

NOTAS SOBRE SOLARIS Y EL ESPACIO INTERIOR

(David Rodríguez Muñiz )

No podría tratar de explicar los mecanismos estructurales de Solaris, sin atender a su naturaleza primigenia, a sus huesos narrativos alimentados por la literatura de ciencia ficción existencialista ideada por Julio Verne, Stevenson, Asimov y sin duda por la del polaco Stanislaw Lem, en cuya novela se basa esta película.

La eterna búsqueda del conocimiento, de lo más lejano, de lo mas inexplorado, en contradicción con la razón ética más arraigada en el ser humano, y me estoy refiriendo a la conciencia. Ya que todo acto de penetración resulta ser a su vez desencadenante de los mayores dilemas históricos y naturales de nuestra especie. En la película de Tarkovski, Kelvin y los demás tripulantes de la nave de exploración “provocan” al planeta viviente, bombardeando su superficie con todo tipo de radiación por el simple hecho de que sus preguntas sean contestadas. Como es natural estos ataques traen consigo una respuesta que atenta contra la lógica de los humanos. Las respuestas por tanto pierden su valor intrínseco para dejar paso a una incomunicación total. La exploración ha fracasado. No hay dialogo.

Como ya dijera Lem: "El hombre no necesita más mundos, sino espejos que reflejasen el suyo propio", o lo que es lo mismo, la conquista del interior antes que la búsqueda del exterior.

Sin embargo, muchas veces, las fronteras se antojan mas angostas en nuestros corazones que en el oscuro e infinito cosmos. Esto no deja de ser una contradicción, una losa que pesa sobre todos y cada uno de los seres humanos y que por otra parte ha fomentado el espíritu mas aventurero de los hombres llevandonos a lugares nunca soñados desde la noche de los tiempos. El simple hecho de amarnos ya supone la ruptura de una de esas fronteras humanas, pero también el hecho de matarnos o de diferenciarnos, o de conocer la naturaleza de nuestro sol, fuente de vida, o de romper las hasta ahora anquilosadas creencias fundamentalistas de la religión. Kelvin, desea descubrir los secretos de Solaris, sin embargo rehúye a su resucitada mujer, porque su razón no está preparada para romper sus prejuicios pragmáticos. Como ya ocurriera en el Stalker de Tarkovski, los personajes desean llegar y conocer todos los secretos de “La Zona”, sin embargo, una vez a sus puertas, estos temen las respuestas, porque temen sus propios deseos, en definitiva, no están preparados para enfrentarse con ellos mismos.

De alguna manera, nuestro ímpetu por encontrar una sola respuesta coherente nos lleva a cometer ciertas acciones que, de alguna forma, modifican nuestro entorno. El problema es que el conocimiento es infinito y a su vez una respuesta nos plantea otra pregunta y para responderla, a veces, hay que regresar a la caverna, revolcarnos por el fango y maravillarnos con las sombras chinescas que la supuesta realidad representa como una obra de teatro sin parangón.

Con esto quiero representar Solaris como un cuento de contradicciones personificadas en el cosmonauta Kelvin. Kelvin es capaz de viajar años luz hasta encontrar una respuesta en Solaris, pero a su vez no está preparado para esa respuesta. Llega así a enfrentarse cara a cara con todo aquello que aun no ha superado. Su dilema es el mismo en la tierra como en el espacio, sus problemas, recuerdos y lastres no desaparecen en el cosmos. Así, la línea divisoria entre acto y consecuencia, razón y corazón se difumina radicalmente para conformar una historia que parece desarrollarse instintivamente, sin premeditación, pero que a su vez nos arrastra irremediablemente a un final lógico e inexorable, como si una y otra vez, el mismo destino se impusiera al final de todos los caminos posibles.

David Rodríguez Muñiz

Andrei Rublev (1966)



TÍTULO ORIGINAL     Andrei Rublev (St Andrei Passion)
AÑO     1966   
DURACIÓN     185 min.
PAÍS     Unión Soviética (URSS)
DIRECTOR     Andrei Tarkovsky
GUIÓN     Andrei Konchalovsky, Andrei Tarkovsky
MÚSICA     Vyacheslav Ovchinnikov
FOTOGRAFÍA     Vadim Yusov (AKA Vadim Iusov)
REPARTO     Anatoly Solonitsyn, Ivan Lapikov, Nikolai Grinko, Nikolai Sergeyev, Irma Rausch, Nikolai Burlyayev, Yuri Nazarov, Yuri Nikulin
PRODUCTORA     Mosfilm Studios
PREMIOS     1969: Festival de Cannes: Premio FIPRESCI
GÉNERO     Drama. Biográfico. Siglo XV
SINOPSIS     La vida del pintor ruso Andrei Rublev -Andrei Rubliov-, famoso por sus iconos, aparece en todas las listas de las mejores películas de la historia del cine. Un larguísimo biopic -182 minutos- le sirve a Tarkovsky para hacer un minucioso retrato de la vida social, política y artística en Rusia a principios del siglo XV.

La infancia de Iván (1962)

TÍTULO ORIGINAL     Ivanovo detstvo
AÑO     1962   
DURACIÓN     95 min.
PAÍS     Unión Soviética (URSS)   
DIRECTOR     Andrei Tarkovsky
GUIÓN     Vladimir Bogomolov & Mikhail Papava
MÚSICA     Vyacheslav Ovchinnikov
FOTOGRAFÍA     Vadim Yusov
REPARTO     Nikolai Burlyayev, Valentin Zubkov, Yevgeni Zharikov, Stepan Krylov, Nikolai Grinko, Valentina Malyavina
PRODUCTORA     Mosfilm
PREMIOS     1962: Venecia: León de Oro
GÉNERO     Drama. Bélico. II Guerra Mundial. Espionaje. Infancia
SINOPSIS     Iván, un niño ruso de 12 años, golpeado por la vida, y cuyos padres murieron en la invasión nazi, trabaja espiando a los alemanes en el frente oriental en la Segunda Guerra Mundial.

viernes, 17 de diciembre de 2010

SOLARIS (1972)


NOTAS SOBRE SOLARIS Y EL ESPACIO INTERIOR

No podría tratar de explicar los mecanismos estructurales de Solaris, sin atender a su naturaleza primigenia, a sus huesos narrativos alimentados por la literatura de ciencia ficción existencialista ideada por Julio Verne, Stevenson, Asimov y sin duda por la del polaco Stanislaw Lem, en cuya novela se basa esta película.

La eterna búsqueda del conocimiento, de lo más lejano, de lo mas inexplorado, en contradicción con la razón ética más arraigada en el ser humano, y me estoy refiriendo a la conciencia. Ya que todo acto de penetración resulta ser a su vez desencadenante de los mayores dilemas históricos y naturales de nuestra especie. En la película de Tarkovski, Kelvin y los demás tripulantes de la nave de exploración “provocan” al planeta viviente, bombardeando su superficie con todo tipo de radiación por el simple hecho de que sus preguntas sean contestadas. Como es natural estos ataques traen consigo una respuesta que atenta contra la lógica de los humanos. Las respuestas por tanto pierden su valor intrínseco para dejar paso a una incomunicación total. La exploración ha fracasado. No hay dialogo.

Como ya dijera Lem: "El hombre no necesita más mundos, sino espejos que reflejasen el suyo propio", o lo que es lo mismo, la conquista del interior antes que la búsqueda del exterior.

Sin embargo, muchas veces, las fronteras se antojan mas angostas en nuestros corazones que en el oscuro e infinito cosmos. Esto no deja de ser una contradicción, una losa que pesa sobre todos y cada uno de los seres humanos y que por otra parte ha fomentado el espíritu mas aventurero de los hombres llevandonos a lugares nunca soñados desde la noche de los tiempos. El simple hecho de amarnos ya supone la ruptura de una de esas fronteras humanas, pero también el hecho de matarnos o de diferenciarnos, o de conocer la naturaleza de nuestro sol, fuente de vida, o de romper las hasta ahora anquilosadas creencias fundamentalistas de la religión. Kelvin, desea descubrir los secretos de Solaris, sin embargo rehúye a su resucitada mujer, porque su razón no está preparada para romper sus prejuicios pragmáticos. Como ya ocurriera en el Stalker de Tarkovski, los personajes desean llegar y conocer todos los secretos de “La Zona”, sin embargo, una vez a sus puertas, estos temen las respuestas, porque temen sus propios deseos, en definitiva, no están preparados para enfrentarse con ellos mismos.

De alguna manera, nuestro ímpetu por encontrar una sola respuesta coherente nos lleva a cometer ciertas acciones que, de alguna forma, modifican nuestro entorno. El problema es que el conocimiento es infinito y a su vez una respuesta nos plantea otra pregunta y para responderla, a veces, hay que regresar a la caverna, revolcarnos por el fango y maravillarnos con las sombras chinescas que la supuesta realidad representa como una obra de teatro sin parangón.

Con esto quiero representar Solaris como un cuento de contradicciones personificadas en el cosmonauta Kelvin. Kelvin es capaz de viajar años luz hasta encontrar una respuesta en Solaris, pero a su vez no está preparado para esa respuesta. Llega así a enfrentarse cara a cara con todo aquello que aun no ha superado. Su dilema es el mismo en la tierra como en el espacio, sus problemas, recuerdos y lastres no desaparecen en el cosmos. Así, la línea divisoria entre acto y consecuencia, razón y corazón se difumina radicalmente para conformar una historia que parece desarrollarse instintivamente, sin premeditación, pero que a su vez nos arrastra irremediablemente a un final lógico e inexorable, como si una y otra vez, el mismo destino se impusiera al final de todos los caminos posibles.

David Rodríguez Muñiz

jueves, 9 de diciembre de 2010

CUADERNOS DE CINE - ANDREI TARKOVSKY: ¿Para qué existe el arte? ¿Se necesita el arte?






ANDREI TARKOVSKY

¿Para qué existe el arte? ¿Se necesita el arte?

El arte es la expresión de la verdad, la búsqueda del lugar del hombre en el universo, desde un punto de vista estético. Como tal el arte no necesita un para algo, como un fin práctico, es más bien un medio, un medio cuyo fin es el enfrentamiento del hombre contra sí mismo, contra su propia naturaleza sublime, contra su dimensión espiritual sensible. En este sentido, el arte es común a todos los hombres.
Si partimos de la idea de que el arte tiene como fin tratar la condición humana, mentar lo que no se ha mentado, responder lo que muchas veces ni siquiera se ha preguntado; entonces el hombre necesita el arte para explicarse a sí mismo: su naturaleza metafísica. Para el orden físico está la ciencia, para el orden metafísico están la religión y el arte. Pero éste último se separa del primero en tanto que el acto de fe es diferente. En la religión se apuesta a un ente externo, a leyes supremas que, muchas veces literalmente, caen del cielo. El acto de fe del arte es propio, es la apuesta del hombre para sí mismo. El arte es creación.
Para que el arte salga victorioso hacia su fin (metalenguaje, tratar la condición humana) necesita atravesar por un proceso de autoconocimiento. Para que el ser humano pueda crear arte necesita aprehender ciertas dimensiones de su naturaleza esencial. Necesita llegar a la idea de la unidad, a lo infinito, al ideal precisamente. Una vez alcanzado este estado, tiene que comunicarlo. En este rubro es donde se encuentra “explicar a la gente la razón de su existencia”, el artista obliga a su espectador a entrar a ese “doloroso proceso de autoconocimiento”. Lo inserta en una vorágine de preguntas sin respuestas, de emociones exacerbadas, de muertes instantáneas; lo enfrenta con la unidad. Le provoca una catarsis. Lo introduce en una búsqueda de la verdad nueva, en la persecución por la hermandad. Esto es también uno de los fines últimos de la filosofía; la explicación suprema del ser. En este sentido es que el arte es conocimiento; conocimiento a partir de la sensibilidad estética.
Andrei Tarkovsky "Esculpir en el tiempo"