Glauber Pedro de Andrade Rocha (Bahía, 1938-1981), tuvo un gran sueño, que lo ilusionó durante sus veintitrés años como cineasta, pero que nunca pudo materializar. Durante su adolescencia, desarrolló un gran interés por las artes, especialmente el teatro y el cine, e incluso se unió a un grupo teatral. A los dieciséis años comenzó a trabajar como freelander para un periódico local y debutó como crítico de cine.
Más tarde,
acudió a clases de Derecho durante unos dos años y en 1959, después de
intervenir en algunos proyectos como asistente, finalmente dirigió Pátio, su primer corto.
Después de obtener cierto reconocimiento en Bahía por su obra y crítica
artística, Rocha decidió dejar los estudios y seguir una carrera como
periodista, además de director de cine.
Tras la impactante y exitosa presentación de "Dios y el diablo en
la tierra del sol" en Cannes en 1964, Rocha se convertiría en uno de los
principales referentes del cine latinoamericano, consolidando su
prestigio con otros films, como "Tierra en trance" (1967) y "Antonio das
Mortes" (1969) y ocupando un rol central en cuanto foro de discusión
sobre cine político –Pesaro, Viña del Mar, Génova, Nueva York, La
Habana- clareara durante la agitada década del sesenta, entregando
piezas fundamentales de teoría y práctica cinematográfica, como sus
estéticas del Hambre y del Sueño.
Afianzado su nombre en el escenario
local e internacional, Glauber Rocha llevaría a cabo
proyectos cada vez más ambiciosos y arriesgados -en términos estéticos, y
en menor medida de producción-, en los escenarios más diversos, como
España, Italia, Cuba o Congo, financiado por productores europeos que le
otorgaban la libertad creativa que la dictadura brasileña le negaba.
Sin embargo, los vaivenes políticos –propios y ajenos-, las
prohibiciones y el exilio, los desencuentros con sus colegas, su alocada
y espasmódica fecundidad y, finalmente, una aguda enfermedad
bronco-pulmonar que le truncó la vida, siendo muy joven, a los 42 años,
un 22 de agosto de 1981, dejaron inconcluso su sueño mayor, en el que
pretendía resumir su proyecto creativo, su compromiso político y
cinematográfico.
Glauber Rocha siempre quiso hacer una gran película sobre la historia y el presente de América Latina: "América nuestra" se iba a llamar. Si bien nunca la filmó, documentos escritos –apuntes para el guión, cartas, testimonios de sus amigos- en torno a este proyecto testimonian cómo era el proceso creativo de este brasileño indómito, y grafican hasta que punto sus películas concretadas son fragmentos de este mega relato inconcluso. De alguna manera, se puede pensar "América nuestra" como un símbolo de un proyecto inacabado, soñado por tantos otros artistas y pensadores latinoamericanos.
Como el mismo realizador afirmó, "Soñar es el único derecho que no puede prohibirse".
Sus escritos "Riverçao critica do cinema brasileiro", (1963) y "Una estética de la violencia", constituyeron las bases del Cinema Novo de Brasil durante la década de los 60 del pasado siglo XX.
Fuente:http://ernestobabino.blogspot.com.es/search?updated-min=2007-01-01T00:00:00%2B01:00&updated-max=2008-01-01T00:00:00%2B01:00&max-results=4
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