El
cine Dogma podría definirse como una forma particular de filmar, en
la que alguien con la cabeza llena de teorías sobre lo que debe y no
debe ser el cine, rueda como si lo hubiera olvidado todo; un
vídeoaficionado nada ingenuo, al fin y al cabo. La
rigidez de sus dogmáticos postulados intenta controlar a una cámara
que va por libre -aparentemente- para recordarle que, a pesar de su
-aparente- ignorancia, debe atenerse a ciertas normas rígidamete
definidas para lograr ese tan buscado naturalismo. En
esa aparente contradicción esta el misterio.
Este
movimiento fue creado en 1995 por Lars von Trier y Thomas Vintenberg,
con la premisa básica del rechazo a los efectos especiales y la
tecnología. A esto se atiene con dudosa lealtad la primera película
Dogma; Celebración. Dudosa porque se salta el punto 1 del llamado
"Voto de Castidad", que obliga a utilizar lugares
naturales, de forma que si un determinado objeto fuera necesario para
el desarrollo de la historia, deberá buscarse una localización
donde este objeto esté disponible. Vintenberg tapó una ventana y
utilizó iluminación especial en una escena.
Aparte
de ese pecado venial, creo que en todo lo demás se atiene bien a los
principios de naturalismo férreo impulsados por él mismo, y el
resultado es de una fuerza abrumadora. También aqui podría decirse
que la realidad supera a la ficción. De largo.
Realidad pactada, claro, esto es cine, que consigue hacernos entrar
como espectadores privilegiados en la intimidad de una digna familia
que quizá no lo sea tanto, a pesar de su esfuerzo por mantener las
formas en todo momento -sus propios dogmas, podría decirse-. Como
si se supiera observada en todo momento aunque ignore quien es el
intruso...
Los
diálogos, el silencio de fondo, sin banda sonora, una cámara en
continuo movimiento, como los personajes en los que entra, crean un
clima y una tensión impresionantes. Como sin querer, con esa
rebuscada y efectiva sencillez, consigue transmitirnos una
tragedia familiar con toda la complejidad de la historia y las
relaciones que la han creado. No es un recorrido lineal, sino una red
que envuelve casi claustrofóbicamente a todos sus personajes a
través del protagonista, y refleja de una forma muy lúcida las
relaciones sociales sin recurrir apenas a escenas en exteriores. Todo
parece estar en esa casa.
El
escenario-situación que sirve de base al desvelamiento del secreto
familiar, sostén argumental de la película, es una celebración; el
60 cumpleaños del padre-patriarca. Acuden todos; hijos,
nietos, abuelos, tíos... Quizá la mas presente sea una de las hijas
cuya silla en la mesa permanecerá vacía por fuerza; su muerte, en
circunstancias de las que es tan difícil hablar, estará presente a
lo largo de todo el filme. En ese contexto, esa “Festen” es la
máxima expresión de la funcional disfuncionalidad de esa familia,
que tiene la tarea externa de mantener las apariencias –se trata de
una familia de la alta burguesía- e internamente confirma roles,
creencias, mitos y el reforzamiento de la autoridad del patriarca.
La intención de Christian, el principal protagonista, de desvelar su
secreto, que es el de todos, dentro de ese ritual de exaltación
familiar es especialmente revulsivo y provocador. Los sucesivos
discursos durante la celebración sustentan la narración y son los
catalizadores de las situaciones que se dan al margen del escenario
“festivo”, haciendo posible que de una forma circular, la
historia se desarrolle en una determinada dirección (el final podría
haber sido muy distinto).
Los
actores que sirven casi de figurantes en las escenas en torno a esa
mesa de celebración no son profesionales y desconocían los diálogos
que los actores principales interpretarían en ellas; las expresiones
que se pueden ver en sus caras y en sus gestos son, de alguna forma, espontáneas.
El punto
de partida del desmoronamiento famliar, como si fuera una metáfora
de lo que sucederá después, comienza ya en la primera escena,
cuando su principal victima -viva-avanza a lo largo de un camino en
un paisaje casi desierto. Va solo, hablando con alguien todavía
desconocido a través de un móvil, afirmando que esta dispuesto a...
Pero lo hace siendo parte inevitable de ese mismo sistema, que ha
creado férreos impedimentos para que sus miserias sean desveladas.
En esa contradicción se desarrolla toda la historia. En esa
contradicción comienza otra.
La mejor
forma de ver esta película es olvidar que es cine Dogma. Creo que,
en el fondo, ese es el objetivo; partir de una teoría cuyo propósito
final, cuando se materializa, nos haga olvidarla para dejarnos llevar
por la historia que nos cuenta. Su fuerza de arrastre es temible.
Itzibaretta
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