sábado, 9 de octubre de 2010

2ª DISTORSIÓN



SHUTTER ISLAND

Impregnada de los ambientes pesimistas y tétricos cultivados por escritores como Kafka, Poe o Camus y con reminiscencias estéticas del Bosco, Shutter Island, adaptación de la novela de Dennis Lehane (Mistic River), se presenta a priori como una película de cine negro, sin embargo el truculento desarrollo de la trama hace al film tomar otros derroteros. El detective Teddy Daniels acude a la institución mental de Ashecliffe para investigar la misteriosa desaparición de una de sus pacientes, tras la cual pueden encontrarse algunos organismos oficiales. Ni que decir tiene que la institución y el propio detective guardan más secretos de los que aparentan en una primera toma de contacto. A partir de esta premisa se desarrolla un pesadillesco thriller donde el espacio se modela a cinceladas agresivas hasta crear una malsana tensión que solo se ve apaciguada al final del relato.

Dirigida por el historiador de cine y consolidado director de "Taxi driver" y "Toro salvaje", "Shutter Island" cabalga continuamente entre dos mundos, entre dos realidades y entre los múltiples puntos de vista que se le ofrecen al espectador. Es una película inquietante y cínica que se enturbia por momentos y en la que lo que parece, nunca o casi nunca es lo que realmente es. Una película que juega con el flashback y la alucinación para dar pequeñas pistas al espectador a la vez que ayudan a desubicarlo un poco más, así de contradictorio es este film que cuenta con unas interpretaciones de lujo, entre ellas las de Leonardo DiCaprio, Ben Kingsley o el fetiche masculino de Bergman, Max Von Sydow.

La trama se desarrolla en una época no menos inestable que su propio espacio de acción. Hablamos de los años 50, cuando aun se podían oler los restos de la II guerra mundial y la conspiración y la paranoia iban engordando lo que vendría a llamarse guerra fría. La mente de muchos hombres y mujeres se empobrecía y se anquilosada en años pasados y traumáticos y la medicina psíquica del momento, lejos de ayudar a los pacientes con terapias moderadas, hacinaban a los enfermos en oscuras galerías cuyas bombillas tintineaban debido al uso de electroshocks.  Significativo es también que el edificio Ashecliffe se ubique en una isla totalmente apartada de tierra firme, recurso más realista de lo que se puede interpretar al ver una ficción cinematográfica, pues bien conocido era el manicomio de San Clemente en Venecia cerrado tras la validación en Italia en 1978 de la ley 180.

Shutter Island supone una delicia contemporánea que formalmente hablando, se construye como un film artesanal y desprovisto de alardes infográficos, una película a la altura de los grandes clásicos norteamericanos de mediados de los 50.



David Rodriguez Muñiz


Cartel: Esti Zumake

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