Iniciamos una miniserie que describe alguno de los recursos literarios que el cine tomó prestados para enriquecer su propia narrativa. Seguro que muchos los reconocemos, aunque no sepamos muy bien de qué se trata. Vamos a ser indiscretos por un rato para contar algunos de sus secretos...
Se llama «vuelta de tuerca» al giro en el argumento de una
historia literaria o cinematográfica en el que se da un vuelco
repentino e inesperado en la situación. Se da con más
frecuencia cerca del final de la obra, pero también puede
encontrarse hacia la mitad. Estos giros cambian drásticamente el
objetivo de los personajes.
La
mayor parte de los finales sorpresa pueden incluirse en una de estas categorías: (I) por efecto de la construcción
narrativa, (II) analepsis o discontinuidad narrativa o temporal, (III)
anagnórisis o descubrimiento, (IV) elementos intrínsecos y (V)
elementos circunstanciales.
De
todas formas, hay elementos que por sí mismos conforman la
estructura en la que se basa el giro argumental final, y en otras
sirven de soporte a otra estructura o la complementan.
Cuidado,
antes de seguir adelante tengan en cuenta que algunos elementos de la
trama de ciertas películas pueden quedar desvelados y perderse así
ese efecto de "vuelta de tuerca" tan
esperado... Solo para curiosos impenitentes.
I.
Por efecto de la construcción narrativa.
Narrador
no fidedigno
Se
atribuye la creación de esta fórmula a Agatha Christie, que la
empleó por primera vez en El asesinato de Roger Ackroyd. Consiste en
engañar al lector/espectador, que tiende a confiar en el narrador,
construyendo la trama sobre una serie de mentiras que quedan
desveladas en la culminación de la obra.
Una
de las primeras películas en recurrir a este artificio fue El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene). En ella, se invita al
espectador a identificarse con el protagonista en la persecución de
un doctor enloquecido, para confrontarlo con un ambiguo final en el
que el punto de vista inicial queda en entredicho.
Tal
vez el paradigma en el uso de este artificio sea Sospechosos
habituales (Bryan Singer). En esta película, un interrogatorio sirve
como hilo conductor de una narración en la que el público está
siendo engañado junto al interrogador.
Efecto Rashömon
Esta
técnica inspira su nombre en el título de la película Rashōmon
(Akira Kurosawa) y supone la revisión de unos mismos hechos por
diversos personajes que alimentan la trama con su percepción
subjetiva.
Un ejemplo actual de ello sería la película Héroe (Zhang Yimou), en la que, a medida que se conocen las diversas historias de los protagonistas, el supuesto villano termina apareciendo como una heroica víctima.
Un ejemplo actual de ello sería la película Héroe (Zhang Yimou), en la que, a medida que se conocen las diversas historias de los protagonistas, el supuesto villano termina apareciendo como una heroica víctima.
Rashomon |
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