martes, 10 de abril de 2012


El videoclub Lumière&Lumière desafía a Internet ofreciendo un espacio para aficionados al cine. Su catálogo suma 8.000 películas, desde obras de los pioneros hasta novedades.


Como los viejos cines, Lumière&Lumière está en el corazón de la ciudad y decorado en rojo y negro. El local de la calle Belostikalle, en el Casco Viejo de Bilbao, tiene la apariencia externa de un videoclub convencional, de los que casi no quedan, incapaces de soportar la competencia de Internet y el gratis total de la piratería. La diferencia es que Lumière&Lumière cuenta en sus estanterías con casi 8.000 títulos que recorren la historia del cine.
Su catálogo se ha especializado en clásicos, cine de autor e independiente. Por dos euros se puede alquilar un filme de Orson Welles o John Huston y por 2,50, las novedades en el mercado de DVD. Además, se puede tomar un café, leer revistas especializadas en cine o consultar el catálogo del último Festival de San Sebastián.



Leire Zumake, copropietaria de Lumière&Lumière, se muestra convencida de que el negocio de alquilar películas no tiene futuro. En cambio, cultivar la afición al cine, sí. “Internet no es el enemigo”, defiende Zumake. “Es, simplemente, la evolución normal de las cosas. Es el medio ideal para distribuir imágenes. Existan o desaparezcan los piratas, el cine llegará por Internet a través de los portales oficiales. El alquiler de películas no es suficiente y hay que buscar el negocio en otra fórmula”.

La idea de especializarse en cine de calidad, escaso en el mercado de alquiler de películas, fue gestándose poco a poco, buscando una salida a la forma tradicional de negocio que se extinguía.
Una reforma del viejo establecimiento que Zumake regentaba con otros socios en Belostikalle creo el espacio necesario para enseñar el muestrario de películas y algo más. A finales de 2010, Lumière&Lumière abrió sus puertas reconvertido en un punto de encuentro para aficionados al séptimo arte.

“En el antiguo videoclub cada vez se alquilaban menos películas, pero los clientes que se quedaban en el mostrador charlando de cine no faltaban”, recuerda. “Contábamos con un público fiel porque en otros videoclubs no había un catálogo de clásicos, de cine de autor. Lo que quieren los aficionados es encontrarse con otros aficionados en torno al cine”.

El público sigue acudiendo a buscar buen cine a Belostikale. Allí pueden encontrar desde Nanook, el esquimal (1929), el clásico documental de Robert J. Flaherty, a las obras más recientes del coreano Park Chan-Wook, pasando por la filmografía de Hitchcock, Elia Kazan, Billy Wilder o Chaplin. Y también encuentran un rincón donde ver películas y hablar de cine mientras toman café o un refresco. Periódicamente, los responsables del local organizan ciclos de proyecciones, como los dedicados al cine negro, al cine dentro del cine o a la contrainformación, y en 2011 montaron un concurso de cortos que ganó Un passeig abans del migdia, de Ricard Vives.


 (Publicado en "El País", edición País Vasco. 10/04/2012)



No hay comentarios:

Publicar un comentario