viernes, 13 de julio de 2012

BIOGRAFIA - Klaus Kinski; la cólera de Dios.




Nikolaus Karl Günther Nakszynski –su nombre real– nació el 18 de octubre de 1926, en Sopot, ciudad libre de Dánzig, que actualmente pertenece a Polonia. Su familia se mudó a Berlín, donde el chico creció en la más absoluta pobreza, hasta el punto de que se vio obligado a cometer pequeños robos, por lo que fue detenido por la policía. 
Durante la Segunda Guerra Mundial luchó en el bando alemán, y fue destinado a un puesto junto a las ametralladoras antiaéreas. Por aquel entonces era ya una persona atormentada, que en lugar de disparar a los aviones enemigos les gritaba para que acabaran con su vida. Al final fue capturado por los británicos, que le retuvieron en Holanda, en un campo de concentración donde se inició como actor, para entretener a los demás prisioneros.

Al finalizar la guerra, empezó a actuar en obras de teatro con una troupe ambulante.  Aunque le resulta difícil trabajar con otros seres humanos, por su falta absoluta de empatía hacia los demás, pronto triunfa en solitario, a base de monólogos.  Cobra fama por su dicción impecable del alemán y la pasión declamatoria poco tradicional a los estilos dramáticos de generaciones anteriores con sus monólogos de William Shakespeare y del patriarca y prócer de los poetas malditos, François Villon.  Además, trabaja con grandes directores teatrales que inculcaron en él principios propios del teatro de la crueldad, abstracto y experimental prohibidos durante el nazismo y conceptos de la teoría de la representación que utilizaría durante toda su carrera. Pero pronto pasó a la industria del cine, que consideró mucho más rentable.

Debutó en el cine en 1948, en el film Morituri. Actuó en un gran número de películas, casi todas ellas de ínfima categoría, como él mismo reconocía al no importarle las diferencias de calidad o profesionalidad para ser exigente.  No obstante, algunas de ellas fueron grandes películas como Doctor Zhivago (David Lean, 1965) y Per qualche dollaro in più (La muerte tenía un precio, Sergio Leone, 1965).  Alcanzó cierto renombre con sus papeles de psicópatas y dementes, y llegó a ser de alguna manera encasillado para ocupar dichos roles.
 
Su participación en Angel (Venus in Furs o Paroxismus), en 1968, fue el punto de encuentro con uno de los directores con los que más conectó (quizá más que con Werner Herzog), Jesús Franco. Con el director madrileño trabó una gran amistad, quizá debido a la peculiaridad de ambos caracteres. Es uno de los pocos que recuerdan con placer a Kinski, afirmando que lo prefiere a él, con su locura y temperamento, que a Christopher Lee, por ejemplo, "demasiado señorito inglés".

A principios de los 70, Kinski protagonizó el montaje teatral ‘Jesus Tour’, en donde se presentaba como Mesías, y provocaba brutalmente con sus irreverencias a los espectadores, hasta que mantenía sonoros enfrentamientos con ellos. Los guiones completos de sus presentaciones, así como su grabación en audio, se conservan. El momento más célebre de esta presentación se puede encontrar en el documental biográfico Mi enemigo íntimo (Mein Liebster Feind, 1999), de Werner Herzog.


Werner Herzog y Klaus Kinski en uno de sus amigables acercamientos.

En 1972 se reencuentra con el entonces joven y prometedor director Werrner Herzog, al que había conocido cuando ambos eran niños, pues compartieron pensión en Munich. Kinski recuerda haberse llevado una mala impresión tras su entrevista con Herzog, en su libro autobiográfico ‘Yo necesito amor’. 

“Cuando viene a mi casa, está tan cohibido que apenas se atreve a entrar. (...) se queda tanto rato estúpidamente parado delante de la puerta que tengo que remolcarlo adentro. En cuanto está dentro del piso, empieza a explicarme la película, sin que yo se lo haya pedido. Le digo que ya he leído el guión y, por lo tanto, conozco la historia. Pero no me escucha, habla y habla y habla. Creo que no podría dejar de hablar ni aunque se lo propusiese. (...) En fin, debería partirle la cara. No, debería dejarlo inconsciente a puñetazos. Pero incluso inconscientemente seguiría hablando. Aunque le cortasen las cuerdas vocales, seguiría hablando como un ventrílocuo. Aunque le rajasen el gaznate y lo decapitasen, seguirían brotándole vaciedades de la boca, como los gases producidos por una putrefacción interior”. 

La película que le proponía rodar Herzog era Aguirre: la cólera de Dios, magistral reconstrucción de la expedición en busca de El Dorado de Lope de Aguirre, cuyo rodaje fue una locura únicamente comparable al viaje del explorador vasco. Herzog rodó en las localizaciones originales, en plena la selva de Perú, donde el equipo tuvo que sobrevivir en condiciones infrahumanas. Esto provocó que Herzog enloqueciera aún más de lo habitual, y acabó emprendiéndola a golpes auténticos con los otros actores, en las escenas de combates. Al parecer, en una ocasión, Kinski se negaba por completo a seguir rodando. Herzog le apuntó con un revólver y le dijo: “Hay nueve balas. Ocho son para ti y la última para mí”.



A pesar de todo, el resultado fue tan gratificante que Herzog se arriesgó a volver a llamar a Kinski para protagonizar cuatro películas mas: Nosferatu, Woyzeck, Fitzcarraldo y Cobra Verde.

Durante el rodaje de Fitzcarraldo –sobre un visionario empeñado en llevar la ópera a la selva de Perú–, un jefe de los indios que participaban en el rodaje le ofreció a Herzog asesinar a Klaus Kinski. Según cuenta el realizador, en ese momento estaba tan desquiciado por culpa de Kinski que dudó seriamente si aceptar tan insólita oferta. La colaboración entre ambos acabó drásticamente cuando durante el rodaje Kinski golpeó a Herzog y abandonó definitivamente el rodaje sin concluir el film.

Es conocido el manifiesto interés que grandes directores tuvieron por trabajar con Kinski, quien rechazó a autores como Federico Fellini, François Truffaut, Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti o Steven Spielberg, pues prefería trabajar en otras películas en las que supuestamente iba a ganar más dinero. 

Kinski llegó a convertirse en realizador con Kinski Paganini, donde también interpretaba al legendario violinista. Herzog había rechazado dirigirla porque no se había vuelto a hablar con el actor, y el resultado fue un completo fracaso de crítica y público. La decepción de Kinski fue tan grande que decidió retirarse para siempre. Se fue a vivir a Lagunitas (California) donde escribió sus memorias.
Debido a su controvertida personalidad, la vida personal de Kinski fue un absoluto desastre. Autodeclarado ‘adicto al sexo’ fue incapaz de conservar a ninguna de sus cuatro esposas, y aunque tuvo por lo menos cinco hijos, sólo reconoció a tres, que siguieron sus pasos como intérpretes, Nikolai, Pola y Nastassja –la más reconocida–. 
Falleció el 23 de noviembre de 1991, a consecuencia de un ataque al corazón. Tiene cierta fama la frase que dijo al respecto de su fallecimiento el cineasta Fernando Colomo: “Descansemos en paz”.


Fragmento de  "My best fiend" (Mi íntimo enemigo), 1999.






Fuentes: http://www.decine21.com/Biografias/Klaus-Kinski-8252
http://www.facebook.com/pages/Una-Pizca-de-Cine-M%C3%BAsica-Historia-y-Arte/281230495222814?filter=1


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