Esta semana se celebra la fiesta del "Orgullo Gay". Miles de personas de ambos sexos ondean orgullosos la bandera multicolor en homenaje a la diferencia. Pero no debemos olvidar que este fenómeno es relativamente nuevo. Hasta hace bien poco esta multitud estaba condenada al mutismo o a la persecución. Fueron necesarios libros como "A single man" (1964) de Christopher Isherwood, considerado un icono en la literatura homosexual y que refleja perfectamente esta marginación, para que individuos aislados tomaran conciencia como colectivo y empezaran a cambiar las cosas.
La historia transcurre en la Norteamérica del 62 donde el miedo gobierna una sociedad dispuesta a aniquilar cualquier ideal que se desvíe de su dichoso estilo de vida americano. Las familias se preparan ante una posible guerra nuclear, compran bunkers para convertirse en el pueblo elegido en caso de que se produzca el holocausto y transmiten de padres a hijos sus odios y sus miedos. George Falconer, un profesor universitario de mediana edad, sobrelleva su soledad realizando cada día un ejercicio de contención que cada vez se le hace más cuesta arriba. Ya de por si el título "A single man" (Un hombre soltero) es un eufemismo que enmascara una realidad dramática muy diferente. Llamarlo soltero a este hombre es negarle parte de su existencia, es obviar los motivos que le hicieron feliz y que ahora le llevan a querer acabar con todo y volarse la tapa de los sesos al final de la jornada. Tras la pérdida en un accidente de su compañero después de diecisiete años su propia muerte parece el único consuelo.
La interpretación de Colin Firth es correcta. Está sobrio y contenido como exige su personaje, alejándose de los estereotipos que suelen caracterizar esta clase de papeles pero lo suficientemente emotivo como para que logre sobrecoger a cualquier espectador independientemente de su orientación sexual. Teniendo en cuenta que sobre él recae todo el peso de la película es lógico que haya sido nominado en varios festivales como los Oscar o los Globo de Oro y ganador en Venecia y BAFTA, pero, desde mi humilde punto de vista, su actuación tal vez resulte un poco lineal, no tanto por su variedad de registros (le hemos visto en papeles muy diferentes como la comedia “Una familia con clase” o el musical “¡Mamma Mia!”) como por lo regular del guión. Para mi los mejores diez minutos son aquellos en los que interviene Julianne Moore. Interpreta a Charlotte, una mujer divorciada a la que le encanta la ginebra y auto compadecerse y que sirve de refugio al protagonista en sus peores momentos. En los planos que comparten Firth y Moore principalmente es ella el foco de atención. Lo mejor de la peli es el baile suelto de estos dos actores. Quiero destacar y dar mi enhorabuena a Jon Kortajarena, socio de este videoclub, por su pequeña interpretación en esta película (espero que sea un primer paso de una próspera carrera).
En cuanto a la dirección se puede decir que Tom Ford ha aprobado de una manera notable para ser su primera película. En su labor artística se nota su pasado en la moda utilizando las técnicas de los publicistas en su forma de rodar: multitud de planos detalle, cámara lenta, decorados de lujo...incluso el director se permite alguna licencia experimental jugando con el brillo y la intensidad del color en momentos precisos (se agradece su intención pero no resulta natural, demasiado fugaz para no parecer un artificio extraño). La estética de la película está cuidada milimétricamente, estudiado cada detalle en cada uno de sus planos. En cuanto a la parte negativa desde mi punto de vista hay secuencias un tanto reiterativas (por ejemplo las imágenes del protagonista hundiéndose en el agua), flashbacks que sobran y diálogos un tanto forzados (la conversación con el chapero aconsejándole que se deje amar resulta poco creíble). Tras el resultado y las buenas críticas de esta primera experiencia seguramente Tom Ford vuelva a dirigir algún film más, o quién sabe, tal vez lo próximo sea escribir un libro, plantar un árbol, montar el globo o vete tú a saber.
Destacables la fotografía del catalán Eduard Grau y la música de Abel Korzeniowski.
Para los amantes de la de belleza y la estética elegante esta cinta resultará un plato exquisito.
Buena crítica.
ResponderEliminarHabrá que verla, ya sea por Julianne y su Ginebra o por Firth y su "pistola".
es una de las sino grandes si buenas pelis que nos ha traido el año. gran papel del siempre sosoman firth y estupenda como casi siempre julianne moore. gran banda sonora y seas o no seas gay debes verla. vale la pena.
ResponderEliminarrectificacion: existen buenas y malas peliculas; no peliculas para gays, heteros, bisex, etc...una pelicula trate el tema que sea es para todo el mundo, independientemente de su orientacion sexual. sorry.
ResponderEliminarNo es que sepa muxho de inglés -casi nada- pero creo que A Single Man hubiera quedado mejor traducido como "Un hombre solo". Me parece que va mas por ahí el sentido del título y de la propia historia. C Firth esta bien, teniendo en cuenta que en general no cambia de registro haga de pintor flamenco o de padre contratante de una nanny fantástica... Es cierto que J Moore le da una intensidad a las escenas en las que participa que hacen subir el tono general,que tiene un algo de recrearse en sí mismo con ese cuidado por todo lo que rodea a los personajes, que a veces les oculta. En realidad podrían sobrar buena parte ellos, porque están metidos un poco con calzador y sin saber muy bien de donde vienen y mucho menos a qué. O es que yo no me enteré o es que no están bien integrados en el desarrollo de la historia.
ResponderEliminarY el final, en fin, hay que tener cinismo, aceptación cuasibudista, ironía existencial o yoquesé... Para mí lo mejor, aunque no tendría sentido sin todo lo anterior.