Hoy 5 de agosto se cumple el 50 aniversario de la muerte de Marilyn Monroe, seudónimo de Norma Jean Baker (1926-1962)..
Su imagen de rubia descerebrada ha sido objeto de consumo creado por la industria de Hollywood para consumidores igualmente descerebrados. Y el caso es que ni era rubia (en origen) ni, al parecer, era la tonta atractiva de usar y tirar con la que fue indentificada a través de muchas de sus interpretaciones.
Para evitar equívocos y romper estereotipos, sano ejercicio donde los haya, traemos aqui algunos fragmentos de su ¨Autobiografía´.
M.M. contada por ella misma:
“Las personas que yo creía mis padres
tenían hijos propios. No eran mezquinos, simplemente eran pobres. No
tenían mucho que ofrecer a nadie, ni siquiera a sus hijos, y no quedaba
nada para mí. Tenía siete años, pero me tocaba trabajar en la casa.
Lavaba platos, fregaba suelos y hacía recados. Mi madre apareció al día
siguiente. Era una mujer muy guapa que nunca sonreía. La había visto a
menudo, pero no sabía exactamente quién era. Cuando le dije 'Hola,
mamá', me miró. Nunca me había dado un beso, nunca me había sostenido en
sus brazos y apenas me había hablado. Por aquel entonces no sabía nada
de ella, pero años más tarde me enteré de bastantes cosas. Cuando ahora
pienso en ella, el corazón me duele el doble de lo que me dolía cuando
era una chiquilla. Me duele por las dos".
"Me estoy quedando ronca de tanto
suplicar misericordia; afónica de pedir perdón y piedad. Me tiemblan
todos los huesos y ya no puedo implorar más compasión y, sin embargo,
todavía no sé qué pecado he cometido. Todavía no sé por qué merezco ser
castigada. No lo sé. He sido educada así, para convencerme de que soy
culpable de antemano. Y tengo miedo. Pienso: y tengo miedo.
No, no creo que me haya educado mal, en absoluto. Es más sencillo:
ella no me educó. Pasé mi infancia en hogares ajenos y en orfanatos.
Nadie me ha educado nunca. Nadie me ha querido. Nadie me ha dicho nunca
lo que era la vida, lo que me iba a encontrar.
No lo sé, ninguna información en particular. No se trata de eso. Pero hay cosas que los niños deben saber.
Deben saber que les quieren, por ejemplo.
Desde luego, cuando tenga una hija, le diré la verdad. La querré, pero también le contaré todo lo que a mí nunca me dijeron.
Algo sencillo y verdadero. Querida, sé feliz. Eso es lo que le diría.
No le hablaría de Dios ni del pecado. No tengas miedo, cariño, porque
yo te quiero, yo siempre te quiero, pase lo que pase, recuérdalo. Eso le
diría.